¿Sufres dolor miofascial?

¿Sufres dolor miofascial?

Es posible que hayas oído hablar alguna vez de dolor referido, de puntos gatillo o dolor muscular profundo. Este tipo de conceptos suelen comentarse entre personas que practican deporte, o pacientes que están en tratamiento de fisioterapia. y esto es así principalmente porque están directamente relacionados con el dolor muscular. 

El dolor muscular cuanto no se debe a un traumatismo, se produce, según apuntan algunos autores, a la vasoconstricción de las arterias encargadas de alimentar esos músculos y la acumulación de sustancias de la degradación metabólica de estos tejidos. De este modo, en el área que se encuentra isquémica (sin irrigación vascular) se liberan determinadas sustancias algogénicas (que producen dolor) como puede ser el potasio, las bradicininas o las prostaglandinas. Estas situaciones de isquemia vienen a producirse al parecer por el uso excesivo de estos músculos y la consiguiente fatiga o tensión muscular. Entre este tipo de dolor destaca el dolor muscular local.

Pero la cosa no es tan sencilla, existen dolores musculares que no se producen por la fatiga muscular, sino por aspectos relacionados con el sistema nervioso central. En odontología, y en concreto en asociación con trastornos de la articulación temporomandibular, podemos  clasificar este tipo de dolor de la siguiente forma:

  1. Cocontración
  2. Mioespasmo
  3. Dolor miofascial
  4. Mialgia crónica de mediación central
  5. Fibromialgia

Cada una de estos tipos de dolor cuenta con sus causas, síntomas que permiten al dentista identificarlos y en su caso tratarlos o derivarlos al especialista correspondiente,

En este artículo vamos a desarrollar el dolor miofascial que debido a sus características particulares es tratado por el odontólogo cuando este afecta a la función masticatoria, fontoria o a la deglución.

¿Qué es el dolor miofascial?

Se trata de un trastorno doloroso caracterizado por la presencia de puntos gatillo.  Los puntos gatillo son áreas hipersensibles muy localizadas en músculos o en inserciones tendinosas que se palpan generalmente en forma de bandas tensas y que cuando se realiza esta palpación se siente dolor. El efecto más conocido de los puntos gatillo es la aparición de dolor referido (ver este artículo para saber más sobre el dolor referido) que por lo general se percibe como un dolor de cabeza, en concreto como una cefalea tensional.

¿Cuáles son las causas por las que una persona puede padecer dolor miofascial?

Estar padeciendo de forma constante estímulos dolorosos profundos. Por ejemplo el dolor muscular, cuando no procede de un traumatismo, suele ser un tipo de dolor profundo. Este dolor cuando es continuo (no existen periodos de descanso o intermitencia) puede producir efectos de excitación central, o sea, que llegan al sistema nervioso central y provocan que nos duelan no solo las zonas que son origen del dolor, sino otras que en principio no debería estar relacionadas como pasa cuando tenemos dolor de cabeza cuyo origen es un músculo del cuello. Dándose la circunstancia de que aunque los músculos del cuello están en reposo, el dolor de la cabeza no nos abandona.

Otras causas de dolor miofascial son el estrés, la presencia de alteraciones del sueño, las malas posturas y otros factores locales que afectan a los músculos como el enfriamiento. Existen también un origen sistémico para el dolor miofascial como son las carencias nutricionales, el mal estado físico o las infecciones víricas. Además, en ocasiones se desconoce el origen de este tipo de dolor, algo que hace que el tratamiento resulte muy complicado.

¿Cuáles son los síntomas y clínica del dolor miofascial?

El principal síntoma de este tipo de dolor suele ser el dolor referido, y no la cauda principal del problema, los puntos gatillo. Por eso es tan importante realizar un buen diagnóstico para poder resolver el problema.

Por otro lado, el paciente puede notar que la velocidad y el rango de movimiento disminuye. En el caso de un paciente odontológico, la mandíbula será el área perjudicada, y las consecuencia y su gravedad dependerá de la localización y la intensidad de los puntos gatillo.

Por último, y como ya apuntamos más arriba, el dolor referido se presenta incluso cuando el músculo en el que se encuentra el punto gatillo está en reposo, aumentando el dolor cuando este entra en funcionamiento.

El dolor miofascial refiere el dolor a otro área lo que complica localizar el verdadero origen del problema

Tratamiento del dolor miofascial

Existen diversos tratamientos y todos pasan por eliminar el origen del dolor siguiendo este protocolo.

  1. Eliminar cualquier fuente de dolor profundo de la forma más adecuada, dependiendo de la causa.
  2. Reducir los factores que contribuyen al dolor, como el estrés o la mala postura. Pueden ser útiles técnicas de autorregulación física.
  3. Si se sospecha de problemas con el sueño, se debe evaluar y enviar al paciente a un especialista. A veces, dosis bajas de medicamentos como la amitriptilina adecuadamente recetado pueden ayudar.
  4. Finalmente, es importante tratar y eliminar los puntos gatillo del dolor mediante la distensión del músculo sin causar dolor adicional.

Existen varias técnicas para llevar a cabo el tratamiento entre las que podemos señalar los sprays de vapor frío, los estiramientos, los masajes y la manipulación específica de los distintos puntos gatillo, la fisioterapia y algunas técnicas manuales (movilización de tejidos blandos y técnicas de acondicionamiento muscular) los ultrasonidos, la electroterapia o la combinación de técnicas de inyección anestésica junto con la distensión muscular.

Por último queremos apuntar que junto a estos tratamientos, pueden solaparse otro tipo de tratamientos de apoyo cuyo objetivo no es tanto la curación  como la atenuación de los síntomas mientras los tratamientos definitivos antes apuntados logran su objetivo. Entre los tratamientos de apoyo podemos destacar el empleo de analgésicos para romper el efecto del ciclo del dolor o los relajantes musculares para combatir el acortamiento muscular y favorecer la desaparición de las malas posturas.

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